CAMBIO CLÍMATICO

La comunidad que ‘domó’ el agua en la Ciénaga del Bajo Sinú

Tomado del DIARIO EL HERALDO DE LA CIUDAD DE BARRANQUILLA

Los campesinos de esta localidad desvían crecientes, almacenan agua en épocas de verano y conservan los ecosistemas en la Ciénaga Grande del Bajo Sinú.  

Desviar crecientes en época de lluvias y conservar agua en tiempos de sequía, son algunos de los beneficios generados a partir de técnicas ancestrales de la etnia Zenú.

En medio de un entramado de caños y lagunas habita una comunidad de campesinos que, a pesar de no contar con títulos de propiedad, escarban la tierra para la construcción de sofisticados sistemas de canales que les permiten drenar y conectar corrientes de agua que utilizan para la siembra de pancoger y de alevinos.

A punta de pico, pala y mucha determinación, los lugareños combaten las amenazas que afectan a la Ciénaga Grande del Bajo Sinú, muchas relacionadas con el cambio climático, la degradación de suelos, la contaminación, la ganadería y la agricultura extensiva.

El espejo de agua de más de 44 mil hectáreas amortigua las aguas excedentes del río Sinú y comprende a los municipios de Chimá, Lorica, Momil, Ciénaga de Oro, San Pelayo y Purísima, precisamente en este último es donde se elevan desde hace 24 años los camellones, como si fueran las murallas de un reino en el que la única soberana es la naturaleza.

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Se trata de un espacio de tierra entregado en comodato, equivalente a 10 hectáreas de tierra, donde se entrelazan las redes de canales que surten de agua a la población campesina que adaptó técnicas milenarias, copiadas de antiguos ancestros de la etnia Zenú.

Juan Manuel Coneo Tovar, de 30 años, es un campesino empoderado, que aprendió de sus padres y abuelos las técnicas necesarias para ‘domar’ el ímpetu de las aguas, lo que no solamente le permite obtener el sustento, pues también le sirve como escudo protector en las temporadas de lluvia cuando suelen registrarse inundaciones en diferentes puntos del departamento.

“Cuando se dio una alerta por inundaciones por causa de todas las bocatomas que abrió el río Sinú. Muchas de las personas perdieron sus cultivos y animales de corral, pero eso no pasó en nuestro municipio a pesar de que estamos al mismo nivel del mar, y eso es porque nuestro proceso de amortiguación permite controlar las aguas. Ya lo demostramos”, asegura con orgullo.

Los surcos sobre la tierra, se extienden como autopistas a lo largo y ancho del terreno, por allí circulan bocachicos, cachamas, manatís, hicoteas, pero sobre todo funge como pasarela para el agua que garantiza el verde de las plantas.

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En tiempo de verano, los camellones nos ayudan a direccionar el agua para almacenarla, garantizando lo necesario para nuestros cultivos y dar garantías de poder continuar con nuestra seguridad alimentaria. Por eso es que nosotros buscamos que se tenga en cuenta este método como parte de esas soluciones que buscan los gobiernos para detener el impacto ambiental por el cambio climático”, indicó.

El complejo cenagoso de la Ciénaga Grande del Bajo Sinú se localiza en la parte norte del departamento de Córdoba, entre las subregiones Bajo y Medio Sinú, en la margen derecha del río, y está conformado por cerca de 30 pequeñas ciénagas.

“Desde el año 2013 se empezó a trabajar bajo el modelo de adaptación al cambio climático que hoy en día está dando esos primeros resultados de visibilidad, en el sentido de que ahora que estamos mostrándolo. Primero que todo empezamos por aceptar la realidad, creo que eso hace parte de la resiliencia y es que si queremos una solución real lo primero es aceptar la problemática, entonces muchas personas comenzaron a estudiar el comportamiento de los zenúes durante el tiempo que habitaron esta zona. Desde allí empezamos a comprender el manejo hidráulico y los empezamos aplicar”, indicó.

La Asociación de Productores, Pescadores, Agricultores y Artesanos Agroecológicos de Purísima, Apropapur, surgió como una forma de organizar de afrontar la pobreza y la falta de oportunidades. La estrategia ha sido reconocida a nivel nacional e internacional, e incluso recientemente se hizo merecedora del primer puesto en los premios Gemas, que reconoce el desempeño de personas y organizaciones que contribuyen al mejoramiento, aprovechamiento y conservación de estrategias para un medio ambiente sostenible.

“La organización Apropapur fue conformada en el año 1997 por la gestión que hicieron en ese entonces unas 60 familias que principalmente viven de la pesca artesanal, pero fue necesario recurrir a nuevos métodos para afrontar el cambio climático y los impactos ambientales que se presentaron a la raíz de la construcción de la hidroeléctrica Urrá”, rememora.

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“Yo hago parte de la segunda generación que se ha puesto al frente. Actualmente el 40 por ciento de los asociados ya son jóvenes entre los 14 y los 28 años. Nos apropiamos de los conocimientos ancestrales de la etnia Zenú, y también nos apoyamos de la academia, lo que permite un engranaje de conocimientos. La meta es convertirnos en una despensa agrícola y vender nuestros productos a nivel nacional e internacional”, indicó.

Con la ayuda de organizaciones como la Corporación Autónoma Regional de los Valles del Sinú y el San Jorge, CVS, y otras entidades ambientales han desarrollado métodos para elaborar el alimento para sus peces, incluso han logrado gestionar plantas solares que utilizan para las labores de producción e iluminación.

Mientras los hombres levantan a pico y pala los camellones, las mujeres transforman los frutos del trabajo en alimentos, bienestar y, además, imprimen sus dotes administrativas para consolidar una organización sostenible.

Tatiana Margarita Zurita López, es integrante de Apropapur y representante de la mujer rural en este proyecto, en el cual asegura ha trabajado durante la mitad de su vida.

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“He venido trabajando en esto desde que era una niña. En la Ciénaga Grande del Bajo Sinú hemos tenido muchísimas problemáticas, particularmente por no tener tierras y si no hay titulaciones no podemos acceder a préstamos porque los bancos exigen un título de propiedad para hacer un préstamo”, aseguró.

Zurita López, quien también heredó el oficio de sus padres, hoy en día es madre y esposa, lo que la llena de la motivación suficiente para anhelar una Ciénaga productiva y sostenible.

“Nosotros tuvimos que organizarnos, nos formamos por grupos y formamos una asociación para distribuirnos el trabajo, y las responsabilidades que acarrea este oficio”, sostuvo.

La experiencia le ha enseñado de agricultura, de piscicultura, pero también de administración, liderazgo y política pública.

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“Nos hemos dado cuenta de cómo la mujer rural ha sido poco reconocida en todo los ámbitos nacionales, regionales y departamentales; sin embargo, este proyecto ha sido una oportunidad para ser visibles, porque nosotras sabemos que sin el campo no hay vida, por eso invitamos a los demás municipios a que también tomen esa iniciativa, pero también llamamos a las mujeres para que empiecen a trabajar en la política pública que tanto se necesita en estos municipios. Porque si nosotras no salimos a defender nuestros derechos nadie nos los va a dar, van a estar en papel pero si no luchamos será letra muerta”, aseguró.

La actividad económica de los municipios con jurisdicción sobre la Ciénaga Grande del Bajo Sinú se concentra en la pesca, la agricultura y la ganadería.

A pesar de la tala de bosques asociados a este ecosistema, todavía persisten algunos árboles nativos como pimientos, dorados, naranjuelos, higos, robles y campanos.

El municipio de Purísima está ubicado a 75 kilómetros de Montería, y se llega a través de la carretera troncal de occidente, pasando por el municipio de Lorica. Aunque también se puede acceder desde Sincelejo, viajando por la carretera que comunica a Chinú con la capital del Bajo Sinú.

El entorno es también ideal para babillas, tortugas hicoteas, chavarrís, los patos pisingos, manatís y el tití. Todas estas especies están amenazadas por la acción del hombre, pero en esta zona de la ciénaga saben que están protegidas.

Además de los turistas, biólogos y curiosos que llegan a conocer el sistema hidráulico, también se cuenta con la visita de algunas especies migratorias como el barraquete, el águila pescadora, chorlitos, gaviotas, turpiales y golondrinas.

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